1 junio, 2020

La pandemia por SARS-CoV-2 ha supuesto un cambio radical para la sociedad andaluza y para la gestión y el trabajo de los médicos/as de familia. Nuevas formas de atención, mayor presión laboral, gestión de nuevas incertidumbres y una alta dosis de profesionalidad han caracterizado la labor del médico de familia.

No por ello nos hemos olvidado de elementos centrales de nuestra actividad clínica, cómo la eficiencia y el uso racional de medicamentos. Ejemplo de ello es el número especial sobre uso racional del medicamento que presenta la revista Medicina de Familia Andalucía. Cuando todas las miras están puestas en otros objetivos, desde la Medicina de Familia se sigue haciendo un esfuerzo por realizar una prescripción por principio activo, adecuada a la ética, evitando la polimedicación, con una oportuna elección del tratamiento para el dolor e introduciendo los biosimilares en el vademécum de Atención Primaria. Todo en aras de mantener una atención de calidad, segura y eficiente para el paciente.

Este esfuerzo que realizamos los médicos de familia debe tener una justa respuesta por parte de nuestros gestores. Tanto las administraciones públicas como el resto de integrantes de la mesa sectorial pueden aportar una muy necesaria motivación extrínseca que reconozca la labor, en ocasiones callada pero siempre continua, realizada en los centros de salud. Y necesitamos que tenga una doble vertiente:

  1. El médico de familia debe percibir la totalidad de la parte variable del sueldo. Los objetivos de los acuerdos de gestión clínica están diseñados para otra realidad asistencial. Y en la actual situación sociosanitaria, se está cumpliendo la labor encomendada, aún con los déficits de material de protección y de pruebas diagnósticas. Es justo pues no perder parte de sueldo, aun cumpliendo lo que se precisa en las actuales circunstancias.
  2. Hay que equiparar los sueldos de todos los médicos de familia de España. Es injusto que ante un mismo trabajo, la mayoría de comunidades ofrezca una nómina superior que la que se percibe en Andalucía. Es un problema que padecemos desde hace más de una década, pero que se hace escandaloso ante las actuales circunstancias y las elevadas exigencias laborales que hemos sufrido los médicos de familia. ¿Por qué sí se van a equiparar los sueldos de las fuerzas y cuerpos de seguridad y sin embargo no los de los médicos?

La motivación intrínseca para ser eficientes en la atención a la población sigue estando presente, pese a la situación tan difícil que ha traído la pandemia. Pero para mantener esta orientación es preciso que las administraciones públicas y los sindicatos favorezcan la motivación extrínseca, que comienza por tener los mismos derechos que el resto de compañeros de las otras comunidades autónomas.

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