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1. Sobre el denominado “síndrome postaborto”
No existe evidencia científica que respalde la existencia de un supuesto “síndrome postaborto”.
Las principales organizaciones de salud internacionales —incluyendo la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) y el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG)— han reiterado que la interrupción voluntaria del embarazo no provoca trastornos mentales específicos.
Los estudios disponibles muestran que las mujeres pueden experimentar una gama de emociones tras un aborto, como ocurre ante cualquier decisión vital compleja, pero la mayoría no presentan secuelas psicológicas a largo plazo. Por el contrario, las dificultades emocionales más relevantes se asocian con la estigmatización social, la falta de apoyo o el acceso restringido a servicios sanitarios seguros.
2. Sobre los derechos sexuales y reproductivos
La interrupción voluntaria del embarazo forma parte de los derechos sexuales y reproductivos reconocidos internacionalmente, y su garantía es un componente esencial de la salud pública y de la autonomía de las mujeres.
Negar su carácter de derecho fundamental o ponerlo en cuestión desde posiciones ideológicas supone un retroceso en la protección de la salud y los derechos humanos de las mujeres.
3. Nuestro compromiso
Como profesionales de la salud, reiteramos nuestro compromiso con:
- La atención basada en la evidencia científica y no en prejuicios o creencias personales.
- El acompañamiento respetuoso a todas las mujeres en sus decisiones reproductivas.
- La defensa del derecho a una información veraz, libre de manipulación y estigmas.
Instamos a los representantes públicos a ejercer su responsabilidad con rigor y respeto, evitando la difusión de mensajes que pueden generar miedo, culpa o desinformación en la población.
Por una salud reproductiva libre, segura y basada en la evidencia.
 
                 
														 
														 
														 
														

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