Hablemos de pornografía en los adolescentes
Palenzuela Paniagua SMª1, Leal Helmling J2, Jiménez Pulido I3
1Médico de Familia. Centro de Salud Otero, Área Sanitaria de Ceuta. Grupo de Estudio del Adolescente, Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria
2Médico de Familia. Centro de Salud de Úbeda (Jaén), Servicio Andaluz de Salud. Grupo de Estudio del Adolescente, Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria
3Médico de Familia Centro de Salud de Úbeda (Jaén), Servicio Andaluz de Salud. Grupo de Estudio del Adolescente, Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria
El panorama actual de la pornografía en la adolescencia
La pornografía se define como cualquier material visual, auditivo o escrito que tiene como objetivo representar actividades sexuales con la intención de estimular sexualmente al espectador o lector. Puede presentarse en diversos formatos, como videos, imágenes, textos, audios o animaciones, y abarca desde representaciones suaves hasta contenido altamente explícito.
A diferencia de la pornografía convencional, que era principalmente generada por productoras y distribuidas en revistas o quiscos, la nueva pornografía está mucho menos limitada. Esta nueva pornografía se ha convertido en la fuente de aprendizaje sexual principal, de construcción de identidad sexual, para menores y jóvenes. Desconocemos las cifras de contenido pornográfico sobre el total de internet1. La oferta es ilimitada y en constante expansión e incluyen todo tipo de prácticas, temáticas y corporalidades. La presencia del porno no se limita a sitios propiamente destinados a ello, sino que ha colonizado desde videojuegos hasta redes sociales como Tik Tok o Instagram. Existen 144 millones de plataformas que reciben 46 millones de visitas diarias, un número que supera al de Netflix, Twitter o Amazon. En 5 segundos, 3.500 personas ya han visitado Pornhub, uno de los portales pornográficos por excelencia. En total se estima que recibe durante un año 23 mil millones de visitas (más de 2 millones por hora). España es el 12º país en consumo según el portal de pornografía más importante2.
Teniendo en cuenta esta transformación, existen múltiples estudios que muestran una reducción en las edades de inicio del consumo y aumento de la frecuencia con las que se consume. La edad promedio de exposición a la pornografía es 11-13 años (9 de cada 10, de entre 8 y 16 años, han consumido pornografía)3. Dentro de las características que favorecen el uso de pornografía en edades tempranas destacan:
- Universalización de la cultura de pantallas en la adolescencia y acceso a Internet a edades reducidas. Las redes se configuran como el espacio interactivo preferido para establecer relaciones.
- Creciente hipersexualización de las sociedades avanzadas (en los medios de comunicación, filmaciones, redes sociales, Internet, etc.).
- Desarrollo de la industria pornográfica en el ámbito internacional. Facilidad de acceso a contenido ilimitado sin control o restricción para menores de edad. El bajo o nulo coste del material pornográfico y la posibilidad de acceder a él de forma anónima
- Falta de educación afectiva y sexual que dé respuesta a la curiosidad, genere capacidad crítica y modere el consumo.
La red permite que los adolescentes entren fácilmente en contacto con el contenido sexual explícito a una edad cada vez más temprana, ya sea de forma involuntaria o intencionada (30% acceden a él de forma accidental a través de anuncios o pop-ups). Se calcula que los niños acceden a su primer móvil en torno a los once años, y el 62% tiene un perfil de Instagram o Tiktok4. De esta forma, aunque de forma individual se activen sistemas de control parental o se retrase la edad de entrega del móvil, la accesibilidad es alta.
La mayoría de contenido pornográfico accesible en la red mantiene 2 mensajes fundamentales que se reiteran: el desplazamiento del deseo de la mujer al del hombre y la asociación del placer femenino al dolor con lo que se normaliza la violencia contra la mujer y la cosificación de la mujer. Además, otro elemento de preocupación es la representación de prácticas sexuales de riesgo como no utilizar preservativo.
El consumo de porno puede darse de forma aislada o asociarse a otras conductas sexuales como el sexting (recibir o enviar mensajes, imágenes o vídeos sexualmente explícitos a través del teléfono móvil o las redes sociales). En determinadas ocasiones, estas imágenes pueden difundirse sin consentimiento. Esta práctica está cada vez más extendida y normalizada entre los jóvenes (1 de cada 4 adolescentes declara haber practicado sexting alguna vez)5,6. En la tabla 1 se resume los principales datos de los estudios epidemiológicos más recientes sobre el consumo de pornografía por los adolescentes. En la tabla 2 se resumen las principales características del acceso de las personas adolescentes a la pornografía.
Efecto sobre la maduración sexual en la adolescencia
La sexualidad es el resultado de un complejo proceso evolutivo permanente que comienza a desarrollarse en la infancia. Con el consumo de pornografía, el deseo sexual del adolescente se va construyendo sobre unos cimientos irreales, violentos y desiguales7. Además, se ha comprobado que, cuando la intentan imitar, no siempre solicitan un consentimiento previo en sus prácticas, al igual que ocurre en la pornografía. Iniciarse a la sexualidad a través de la pornografía puede conllevar consecuencias nocivas, entre las que encontramos:
- Efectos psicológicos: La exposición temprana está asociada con la desensibilización emocional y problemas en la autoimagen corporal por las expectativas e ideas alejadas de la realidad. Frustración y miedo ante estándares inalcanzables tanto en belleza como en sus relaciones.
- Impacto en las relaciones: El 88% de los videos porno incluye agresividad física y verbal, generalmente del hombre hacia la mujer. Este contenido está lejos de reproducir conductas y comportamientos sexuales sanos que son normalizadas. La percepción distorsionada de las relaciones sexuales conlleva a un deterioro de las relaciones interpersonales con un aumento de la inclinación a cosificar la figura femenina y a incurrir en estereotipos de género, desarrollando actitudes permisivas sexuales e instrumentalización la sexualidad.
- Conductas sexuales de riesgo: Se normaliza una sexualidad desprotegida e irresponsable con los métodos anticonceptivos y la protección frente a las enfermedades de transmisión sexual. Sexo en grupo y grabación de otras personas con la posterior publicación no consentida con la única finalidad de hacer daño (revenge porn)
- Rendimiento académico: Se ha observado una correlación entre el consumo frecuente y la disminución en el rendimiento escolar.
¿Cuándo el consumo de pornografía se convierte en un problema?
Aunque el consumo de pornografía puede empezar como algo meramente recreativo (lo cual no excluye las consecuencias previamente mencionadas), su uso repetido puede derivar en un problema clínico. La Organización Mundial de la Salud ha incluido en la actualización de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) la Conducta Sexual Compulsiva (CSC) como categoría específica dentro del Trastorno del Control de los Impulsos (11). La pornografía estaría incluida dentro de esta clasificación como una conducta propia de la CSC, siendo la CSC una categorización más amplia, que incluye todo tipo de conductas sexuales como: masturbación, relaciones sexuales casuales, uso de chats o webcams sexuales y clubs de prostitución o striptease.
Los criterios del uso problemático establecidos para adultos podrían extrapolarse a adolescente, a falta de criterios específicos para este grupo de población. Estos criterios propuestos son:
- Repetitivas conductas sexuales que se convierten en el foco principal de la vida de la persona, hasta el punto de ser negligente con su salud o con la atención de otros intereses, actividades o responsabilidades.
- Ha hecho numerosos esfuerzos infructuosos para controlar o reducir significativamente su conducta sexual.
- Continúa realizando la conducta sexual a pesar de las consecuencias adversas (ruptura de relaciones, impacto negativo en la salud, laboral, ocupacional, etc.)
- Continúa con la conducta sexual aun cuando no se deriva placer de ella o es muy pequeño.
En algunos casos el consumo de pornografía puede convertirse problema, tanto por el abuso o consumo compulsivo, como por prácticas de riesgo como el sexting, sextosión, groming, etc. El uso problemático de pornografía (UPP) se define desde la perspectiva de la salud mental como el consumo de pornografía que perturba el funcionamiento de una persona y se asocia a comportamientos incontrolables y adictivos, asemejándose a las características habituales de otras adicciones. Existe un debate sobre si este comportamiento es similar a una adicción comportamental, a una conducta compulsiva, consecuencia de la impulsividad o una conducta aprendida y condicionada. Los criterios propuestos para el UPP son:
- Uso altamente frecuente, excesivo y compulsivo de pornografía.
- Urgencia para involucrase en el comportamiento, con el objetivo de alcanzar o mantener un estado emocional positivo o para escapar/evitar un estado emocional negativo.
- Disminución del control sobre la conducta.
- Repetición de la conducta a pesar de las consecuencias adversas, que derivan en un malestar personal significativo y dificultades funcionales.
Un instrumento muy reciente y útil, validado en población adolescente (española y mexicana) de 12 a 18 años, es la versión breve del Cuestionario de Uso Problemático de Pornografía (PPCS-6)1,2, que identifica la presencia de un posible UPP. Se trata de una adaptación del ya validado para adultos (PCCS-18) y que puede servir como un instrumento de cribado con validez y fiabilidad demostrada para adolescentes (tabla 3).
¿Cómo abordar este tema desde la consulta de Atención Primaria?
Los/las médicos/as de familia somos, en muchas ocasiones, el primer contacto de la persona adolescente en el sistema sanitario. Es preciso tener presente la importancia (por prevalencia y gravedad) de este problema, por lo que debemos de ser sensibles en este aspecto y seguir formándonos para conocer las nuevas tecnologías y en los riesgos-beneficios que éstas suponen. La coordinación con otros profesionales como los pediatras y el personal docente de educación secundaria y bachillerato es necesario para poder desarrollar acciones de prevención del UPP y de intervención comunitaria en esta población.
Abordar el consumo de pornografía en adolescentes desde la consulta de atención primaria es un tema delicado y multifacético7. Implica no solo la educación sobre salud sexual, sino también el fomento de una comunicación abierta y respetuosa, así como el reconocimiento de los aspectos psicológicos y emocionales involucrados11. Para ellos habrá que fomentar y mantener los siguientes puntos:
- El ambiente:
- Crear un ambiente de confianza y apertura estableciendo un espacio seguro y privado donde el adolescente se sienta cómodo para hablar sin ser juzgado.
- Ser empático y normalizar el consumo de pornografía entre los adolescentes dejando claro que existen aspectos que pueden ser problemáticos si no se gestionan de manera adecuada.
- Asegurar la confidencialidad reafirmando que lo que se comparte en la consulta es confidencial lo cual favorecerá la apertura del adolescente.
- Preguntar:
- Evaluar el contexto y la frecuencia del consumo con pregunta abiertas y de forma neutral. En lugar de hacer preguntas directas o confrontativas, utiliza frases abiertas, como: “A veces los jóvenes exploran temas sobre sexualidad por Internet, ¿cómo te sientes tú al respecto?”. Esto permite que el adolescente se sienta más cómodo para hablar de su experiencia.
- Explorar la frecuencia y el contexto: Es importante saber si el consumo de pornografía es ocasional o frecuente, y si está afectando su vida diaria (rendimiento escolar, relaciones interpersonales, etc.). También se debe indagar si existe alguna compulsión o dificultad para controlar este consumo. Es fundamental una postura de apoyo sin juzgarlo.
- Ayudar al adolescente a entender que está en una etapa de exploración y que no es algo de lo que deban sentirse avergonzados, pero que es importante manejarlo de manera saludable.
- Explorar la relación con la familia: Si el adolescente está abierto a ello, es posible involucrar a los padres en la conversación. Los padres pueden ser una fuente importante de apoyo y guía, y a menudo también necesitan orientación sobre cómo abordar este tema en casa. Ofrecerles recursos educativos o recomendaciones sobre cómo fomentar una conversación abierta y respetuosa sobre sexualidad.
- Informar:
- Desmitificar la pornografía: Explicar que la pornografía no refleja la realidad de las relaciones sexuales ni el consentimiento, y que muchas veces presenta una visión distorsionada o no saludable de la sexualidad. Resaltar que lo que se ve en la pornografía no es un modelo a seguir para la intimidad.
- Discutir los efectos potenciales sobre la salud mental, como la ansiedad, la baja autoestima o las expectativas poco realistas sobre el cuerpo y la sexualidad.
- Subrayar la importancia del consentimiento mutuo y respetuoso en las relaciones sexuales, algo que rara vez se refleja de manera adecuada en la pornografía.
- Hablar sobre la sexualidad sana, basada en el respeto, la confianza y el bienestar emocional, destacando la importancia de las relaciones afectivas y de cómo aprender a tener una sexualidad responsable y respetuosa.
- Actuar:
- Evaluar posibles signos de adicción, si el consumo es excesivo o interfiere en otros aspectos de la vida del adolescente, como las relaciones sociales, el rendimiento escolar o su bienestar emocional.
- Investigar si el consumo de pornografía está afectando sus interacciones con amigos, familiares o parejas. A menudo, los adolescentes pueden desarrollar una percepción distorsionada de lo que es una relación íntima saludable.
- Explorar si puede haber otros problemas asociados como por ejemplo dificultad para relacionarse con iguales, problemas de ansiedad, de depresión o cualquier conducta de índole violento o antisocial.
- Comprobar si en algún momento ha estado inmerso en alguna situación de violencia o en algún comportamiento de riesgo y si alguna vez le afectara cómo detectarla y reportarla a un adulto.
- Fomentar el autocuidado digital.
- Hablar sobre el autocontrol, el establecimiento de límites y el uso responsable de la tecnología. Enseñarles a reconocer la importancia de elegir contenidos que contribuyan a su bienestar y fomentando un sentido crítico.
- Asegurarse de que el adolescente esté informado sobre los riesgos de la exposición a contenido inapropiado en línea, y cómo protegerse frente a estos peligros. Seguimiento con visitar para manejar cualquier preocupación y reforzar mensajes educativos.
El consumo de pornografía presenta una estrecha relación con el uso sin control de los dispositivos digitales, una conducta de riesgo que progresivamente se está incorporando a las actividades preventivas y de promoción de la salud en las consultas de Atención Primaria. El cambio de patrón de relación de las personas adolescentes motivado por las redes sociales hace que sean más vulnerables a los riesgos que conlleva la alta accesibilidad a contenidos pornográficos. Por ello, es vital la importancia de fomentar la autoestima, el conocimiento, la capacidad crítica, las relaciones interpersonales y familiares para prevenir conductas de riesgo.
¿Existen protocolos o guías específicas en atención primaria para tratar el tema de la pornografía en adolescentes?
Es un tema que preocupa hoy en día por el incremento de su uso y el impacto que tiene la pornografía distribuida por internet sobre las conductas sexuales y sobre las relaciones de género. Diferentes servicios sanitarios de las comunidades autónomas, ayuntamientos, asociaciones, fundaciones y sociedades científicas están trabajando en la elaboración de Guías y protocolos tanto para profesionales como para familiares12,13,15. Estas guías ayudan a prevenir, detectar precozmente y tratar este tema, apareciendo cada día nuevos documentos. Desde el grupo de estudio del adolescente de SAMFyC destacamos las guías editadas por la fundación Save The Children7 y la fundación ANAR14.
Bibliografía
1.- Villena Moya, A; Mestre-Bach, G; Chiclana Actis, C. Uso y uso problemático de pornografía en adolescentes: un debate no resuelto. Adolescere 2020; VIII (2): 32-41. Disponible en: https://www.observatoriodelainfancia.es/oia/esp/descargar.aspx?id=7544&tipo=documento
2.- Villena Moya A, Testa G, Hodann Caudevilla RM, Chiclana Actis C, Mestre Bach G. Pornografía en la edad infantojuvenil: situación actual y su prevención. Pediatr Integral 2024; XXVIII (1): 66.e1 – 66.e6
3.- Ballester L, Orte C. Pozo Gordaliza R. Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales. Universitat de les Illes Balears. 2019. [Internet]. [Consultado 17 diciembre 2024]. Disponible en: https://bienestaryproteccioninfantil.es/nueva-pornografia-y-cambios-en-las-relaciones-interpersonales-de-adolescentes-y-jovenes/
4.- Triple A Cooper, A. (1998). Sexuality and the Internet: Surfing into the new millennium. CyberPsychology & Behavior, 1(2), 187–193. https://doi.org/10.1089/cpb.1998.1.187
5.- Rial Boubeta A. Adolescencia, Tecnología, Salud y Convivencia. 2022. [Internet]. [Consultado 17 diciembre 2024]. Disponible en: https://bienestaryproteccioninfantil.es/nueva-pornografia-y-cambios-en-las-relaciones-interpersonales-de-adolescentes-y-jovenes
6.- Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones. Informe sobre Adicciones Comportamentales y Otros Trastornos Adictivos 2023: Madrid: Ministerio de Sanidad. Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, 2023. 89 p. [Internet]. [Consultado 17 diciembre 2024]. Disponible en: https://pnsd.sanidad.gob.es/profesionales/sistemasInformacion/sistemaInformacion/pdf/2023_Informe_Trastornos_Comportamentales.pdf
7.- Save the Children. Informe (Des)información sexual: pornografía y adolescencia. 2020 [Internet]. [Consultado 17 diciembre 2024]. Disponible en: https://www.savethechildren.es/sites/default/files/2020-09/Informe_Desinformacion_sexual-Pornografia_y_adolescencia.pdf
8.- Ministerio de Sanidad. Encuesta sobre el uso de drogas en enseñanzas secundarias en España (ESTUDES) 1994-2023. [Internet]. [Consultado 17 diciembre 2024]. Disponible en: https://pnsd.sanidad.gob.es/en/profesionales/sistemasInformacion/sistemaInformacion/pdf/ESTUDES_2023_Informe.pdf
9.- Gómez Miguel A, Kuric Kardelis S, Sanmartín Ortí A. Informe Juventud y Pornografía en la Era Digital (FAD). Centro Reina Sofía. 2023. [Internet]. [Consultado 17 diciembre 2024]. Disponible en: https://www.observatoriodelainfancia.es/oia/esp/descargar.aspx?id=8452&tipo=documento
10.- Duran I Febrer, M; Milano V; Estudio sobre pornografía en las Islas Baleares. Instituto Balear de la Mujer, Universidad de las Illes Balears. 2022
11.- Educación sexual integral. OMS. Disponible en https://www.who.int/es/news-room/questions-and-answers/item/comprehensive-sexuality-education
12.- Barbero Reyes M. “Ni Zorras Ni Héroes. Guía para trabajar el consumo de pornografía en menores. Conceptos básicos y actividades para llevar a cabo con grupos de adolescentes o en tutorías educativas” Diputación de Granada 2021. [Internet]. [Consultado 17 diciembre 2024]. Disponible en: https://www.observatoriodelainfancia.es/oia/esp/descargar.aspx?id=8160&tipo=documento
- El porno no mola, y ahora entenderás por qué. Anna Salvia, Cristina Torrón. Barcelona, Montena, 2024. D.L. B 17857-2023. ISBN 978-84-19746-85-6
14.- El Porno no es real. Guía para familias y menores de edad. Fundación ANAR. Madrid. 2023. [Internet]. [Consultado 17 diciembre 2024]. Disponible en: www.anar.org/el-porno-no-es-real/
15.- Testa G, Villena A, Mestre G, Chiclana C. Guía para familias. Adolescentes y uso de la pornografía. UNIR. [Internet]. [Consultado 17 diciembre 2024]. Disponible en: https://www.unir.net/wp-content/uploads/2023/12/Guia-para-Familias_Adolescentes-y-Uso-de-Pornografia.pdf
Preguntas:
1.- Qué porcentaje de adolescentes accede de forma accidental a contenido pornográfico en España?
a) 15%
b) 25%
c) 30%
d) 40%
2.- ¿Cuál de las siguientes afirmaciones sobre el consumo de pornografía en España es correcta?
a) El consumo es más frecuente entre mujeres que hombres.
b) El 90% de los adolescentes accede al contenido desde un ordenador.
c) La edad promedio de inicio en el consumo de pornografía es de 12 años.
d) La mayoría de los adolescentes consume pornografía en compañía de otros.
3.- ¿Cuál es una de las consecuencias psicológicas del consumo temprano de pornografía?
a) Mejora en el rendimiento académico.
b) Desensibilización emocional y problemas de autoimagen corporal.
c) Aumento del interés en relaciones interpersonales.
d) Reducción de la frustración emocional.
4.-¿Qué define al Uso Problemático de Pornografía (UPP)?
a) El consumo de pornografía que se limita a los fines recreativos.
b) El consumo de pornografía asociado a comportamientos incontrolables y adictivos.
c) El consumo de pornografía exclusivamente en edades avanzadas.
d) El consumo de pornografía en espacios públicos.
5.- ¿Qué objetivo tiene el ambiente creado en la consulta de atención primaria al tratar el consumo de pornografía?
a) Facilitar un espacio para que el adolescente se sienta juzgado.
b) Garantizar la confidencialidad y fomentar la apertura del adolescente.
c) Evitar conversaciones directas sobre sexualidad y tecnología.
d) Obligar al adolescente a discutir su consumo con sus padres.
6.- ¿Cuál de las siguientes acciones NO se forma parte del abordaje en la consulta?
a) Desmitificar la pornografía como una representación fiel de las relaciones sexuales.
b) Informar sobre los riesgos de la exposición a contenido inapropiado en línea.
c) Implementar un tratamiento farmacológico para disminución de la lívido.
d) Fomentar el autocuidado digital y el establecimiento de límites.
7.- ¿Qué instrumento puede ser utilizado para evaluar el Uso Problemático de Pornografía en adolescentes?
a) Cuestionario de Autoestima Digital (CAD).
b) Versión breve del Cuestionario de Uso Problemático de Pornografía (PPCS-6).
c) Escala de Evaluación del Consumo Tecnológico (EECT).
d) Manual Clínico de Adicciones Digitales (MCAD).
Respuestas correctas:
- 1.c) 30%
- 2.c) La edad promedio de inicio en el consumo de pornografía es de 12 años.
- 3.b) Desensibilización emocional y problemas de autoimagen corporal.
- 4.b) El consumo de pornografía asociado a comportamientos incontrolables y adictivos.
- 5. b) Garantizar la confidencialidad y fomentar la apertura del adolescente.
- 6.c) Implementar un tratamiento farmacológico obligatorio.
- 7.b) Versión breve del Cuestionario de Uso Problemático de Pornografía (PPCS-6).