El espacio del usuario

La canción del verano

Yesa Herrera J

Secretario Gral. de FACUA Cádiz. Directivo de FACUA Andalucía

Los problemas de salud no se van de vacaciones. Las necesidades de atención por parte de los usuarios durante los meses estivales no disminuyen. Son estas dos realidades irrefutables, por más que los rectores del sistema sanitario público andaluz se empeñen cada verano en intentar hacernos creer lo contrario para, de esta manera, convencernos de que lo que no son capaces de hacer el resto del año (atender debidamente nuestras necesidades) van a poder llevarlo a cabo durante el verano, además, con menos medios.

El sistema sanitario público en general y, particularmente, la atención primaria, hacen aguas por la falta de recursos de todo tipo (económicos, humanos, de infraestructura), situación más que evidente durante todo el año pero que, al llegar el verano, se agudiza y se hace más evidente, por la falta de personal que ocasiona el disfrute de los periodos vacaciones por parte de los profesionales sanitarios.

No se trata de un problema exclusivo del sistema sanitario público, dado que, por esta misma causa, tanto el resto de servicios públicos como una parte importante de la actividad privada se ve afectada por la llegada de las vacaciones. Todos somos conscientes de ello e, incluso, nos resignamos a esta situación a la que, por otra parte, también contribuimos en nuestra condición de trabajadores en activo que ejercemos el derecho a nuestro descanso, que nunca debemos olvidar podemos disfrutar después de décadas de luchas y reivindicación.

Sin embargo, resulta una absoluta falta de respeto a nuestra inteligencia (la de todos, tanto de los usuarios como de los profesionales) los planes de veranos con los que la Consejería de Salud nos obsequia cada año, con los que pretenden hacernos creer que la asistencia va a estar garantizada durante los meses de vacaciones.

¿Si durante todo el año la atención hace aguas cómo pretenden vendernos la moto de que “reorganizando”, “protocolizando”, “optimizando”, no vamos a notar la falta de un personal que, al ciento por ciento, es claramente insuficiente? La solución que cada año se adopta es muy simple: reducción drástica de la actividad asistencial, incluyendo el cierre de la mayor parte de los centros de salud por las tardes y de muchos de ellos, también, por la mañana, incluso en aquellos municipios en los que la población se multiplica por la llegada de turistas.

Desafortunadamente, los responsables de la Consejería (ni los actuales ni los anteriores) nunca van a reconocer que, como les pasa a los malos estudiantes, lo que no se trabaja desde septiembre hasta junio por mucho que se pretenda no se puede solventar en julio y agosto, sobre todo, si no existen los medios y la voluntad necesarios para ello.

Me pregunto si no sería mucho más responsable reconocer los medios de los que se va a disponer y, desde esta base, con la participación real de todos los profesionales, organizar la forma de afrontar los meses de verano de la mejor manera posible, dando preferencia a las necesidades más acuciantes y a los centros de mayor frecuentación, y, sobre todo, informando con claridad a los usuarios de los recursos asistenciales que van a tener a su alcance para que, en la medida de sus posibilidades, se adapten a las circunstancias. En lugar de ello, escuchamos cada verano la misma la canción: no se preocupen ustedes que este verano van a estar atendidos.

Tras escuchar la canción, acudimos a nuestro Centro de Salud y nos lo encontramos cerrado o saturado de usuarios que esperan ser atendidos, o, simplemente, esperamos semanas para la atención en consulta o para que nos practiquen la prueba que nos hayan prescrito. Ante esta situación, con toda la razón nos enfadamos y, en algunos casos, afortunadamente no demasiados, sin justificación alguna, pagamos el cabreo con el personal que nos atiende.

Por ello, tanto los profesionales como aquellos que nos encontramos implicados en la defensa de los derechos de los usuarios no debemos en forma alguna ser cómplice de esta gran mentira que la Consejería repite cada año y, por el contrario, esforzarnos en conseguir que se sepa la verdad. A la vez, tenemos que continuar reivindicando que se dote de los recursos necesarios tanto a la atención primaria como al resto de niveles asistenciales.