Uganda, how are you? Reflexiones de un médico de familia en África
Carbajo Vázquez E
Médico residente 3er año de Medicina Familiar y Comunitaria. Centro de Salud Albaicín. Granada
Recibido el 10-03-2025; aceptado para publicación el 10-04-2025Me di cuenta de que África no se parecía en nada a lo que había imaginado, cuando pisé por primera vez aquella tierra. Su humildad y su hospitalidad infinita me acogieron, aunque la realidad era mucho más cruda.
El pasado de la colonización ha dado paso a nuevas formas de esclavitud, donde la opresión se lleva a cabo mediante la imposición socio-cultural, la dependencia económica y el capitalismo más agresivo.
Trabajar como médico en África es frustrante, porque cuando deseas cambiar algo, incluso partiendo desde las bases del problema como es la prevención, te das cuentas que en las comunidades, cuando hay tanta desigualdad, la salud no es la prioridad…
Durante mi estancia en África intento reflexionar sobre las muchas causas del no desarrollo y sobre mi trabajo como cooperante. Soy consciente de que nuestra ayuda como sanitarios, a veces es más necesaria aquí que allí.
I realized that Africa was nothing like what I had imagined when I first set foot on that land. Its humility and boundless hospitality welcomed me, though the reality was much harsher.
The past of colonization has given way to new forms of slavery, where oppression is carried out through socio-cultural imposition, economic dependency, and the most aggressive capitalism.
Working as a doctor in Africa is frustrating because when you want to change something, even by addressing the root of the problem, such as prevention, you realize that in communities where inequality is so extreme, health is not the priority…
During my time in Africa, I reflect on the many causes of underdevelopment and on my work as a humanitarian worker. I am aware that sometimes our help as healthcare professionals is more needed here than there.

INTRODUCCIÓN
“How are you” se escucha como un cántico por las callejuelas polvorientas de los pueblos de Uganda. Los niños te preguntan, pero luego no saben cómo responder y así es como tu andadura por Uganda se convierte en una cabalgata para todos los habitantes de un lugar, nada acostumbrado a ver “muzungus”. Trabajar como cooperante o realizar voluntariado en África puede ser una experiencia increíble o un completo sin sentido. Con este ensayo, solo quiero expresar mi más humilde opinión, tras una experiencia que para mí ha sido increíble, sin menospreciar el trabajo de todas las buenas organizaciones que trabajan en este maravilloso país.
LA EXPERIENCIA
Un día decidí hacer lo que hago creyendo que el mundo lo necesitaba… creyendo que mi razón de ser era ayudar al otro y aportar desde la empatía todo lo que sé, sin ese «esperar nada a cambio». Cuando me bajé del avión y pisé por primera vez la tierra en la que proyectaba mi futuro con dieciocho años, todo cambió… África no era nada de lo que imaginaba, nada de lo que creía, nada parecido a lo que antes hubiese experimentado en cualquier lugar.
Cuando bajé de aquel avión, el calor me abrazaba, igual que me abrazaron las primeras palabras que compartí con la persona que, amablemente, me recogió del aeropuerto y que luego se convertiría en uno de mis mejores amigos allí. Cuando llegué, era de noche y la poca iluminación de las vías no me permitía ser consciente de lo que había fuera. Pero amaneció y salió el sol, «todo está inundado por el sol», como decía Ryszard Kapuściński, y con la energía de la aventura inminente, salí a descubrir aquel nuevo mundo.
El calor seguía abrazando, igual que me abrazaron las sonrisas de todas las personas que me crucé los primeros días. Desde Entebbe hasta Kampala, desde Kampala hasta Kasenda, desde Kasenda hasta Kichwamba, … varios días de viaje en solitario antes de comenzar a trabajar en el proyecto. Siempre me ha gustado viajar solo; creo que es la mejor manera de conocer un país, donde te enfrentas de lleno a una realidad con un solo cuerpo y una sola mente para tomar todas las decisiones que te llevarán hacia el camino correcto … pero viajar solo por África era una verdadera aventura. Al principio me asustaba, sobre todo por los pocos medios que se presentaban en internet, pero tuve la suerte de conocer a gente maravillosa durante mi ruta, lo que me llevó a mi primera reflexión: todo es más lento y también más complicado en África (sobre todo si vienes de Europa…), pero siempre se llega.
Se llega porque la gente siempre está dispuesta a ayudarte, a pesar de que seas un «muzungu». Y aquí va otra de mis primeras conclusiones: por mucho que quieras, siempre serás un «muzungu». Muzungu o mzungu es la palabra que refiere a los blancos en lengua suajili. No es una palabra despectiva ni mucho menos, pero te identifica con el imaginario africano según la utopía que se ha creado, debido a la colonización pasada y ahora el turismo, como aquella persona con mucho dinero que viene de un país donde todo es alegría y felicidad. Creo que para pocas personas en África cambia esa concepción a lo largo del tiempo, a pesar de compartir mucho tiempo con los blanquitos; porque se ha creado, y ahora mucho más con las redes sociales, una idea de lo que Europa o Estados Unidos es, que dista mucho de la realidad en algunos casos, sobre todo si vienes, como yo, de una comunidad tan increíble pero tan pobre como Andalucía.
A pesar de eso, las relaciones son reales y verdaderas, y en general, todo el mundo te abre las puertas de su casa y de su vida para que puedas conocer su realidad. Si eres capaz de acercarte un poquito a su cultura; solamente con pronunciar un «Oraire ota?» (¿Cómo estás?) en su lengua nativa, ya te los tienes ganados… Y ahí va otra de mis reflexiones en este viaje: la cultura en África vive oprimida. No se vive con tanto orgullo como la cultura ancestral de otros países como en Latinoamérica o Asia. A pesar de que todo en África es cultural, desde la manera de alimentarse hasta el rezo, los saberes ancestrales corren el riesgo de desaparecer por una mirada norte centrista del mundo y de la riqueza. Hay vergüenza en expresar ciertas tradiciones, a pesar de que en la comunidad las viven con un orgullo admirable. Esto se debe, en gran parte, a las nuevas formas de colonización que los países donde vivimos han creado para seguir situándose por encima…
Y sobre esto, sobre las nuevas formas de colonización, hay mucho de qué hablar… África vive unas décadas de progresivo, aunque lento, crecimiento económico (obviamente a expensas de una oligarquía poderosa). Sin embargo, en la mayoría de los territorios y en la mayoría de las comunidades, el crecimiento y el desarrollo siguen estáticos… Y, ¿por qué? Por supuesto, hay que seguir echando la culpa a los gobiernos corruptos, financiados por los países del norte, pero… se han instaurado en sus territorios unas nuevas estructuras sociales que, en algunos casos, a pesar de su fachada, hacen más daño que beneficio: las ONGs.
Y aquí llegó una de mis reflexiones más dolorosas. Aquella labor soñada desde la adolescencia se veía ensuciada por un mundo donde el dinero es lo más importante y donde tu trabajo como «voluntario» a veces solo aporta dependiendo del dinero que pagas por estar allí, y ya está… Es triste reconocerse en esta situación y reconocer que ni siquiera siendo médico, tu ayuda es imprescindible, porque cuando falta el agua, la comida, el techo, la familia… la salud y la enfermedad se sitúan como una de las últimas prioridades en la supervivencia del ser humano: si estás sano, puedes seguir luchando en el río de la vida; si estás enfermo, mueres y se acabó…
No vamos a ensombrecer la labor de muchas personas y de muchas organizaciones con un espíritu de solidaridad y de ayuda inmensa, que trabajan de forma excelente y que, gracias a ellas, muchas personas han cambiado su vida. Pero señalo el pasado de las ONGs en África y el presente de muchas de ellas, que debido a su mala praxis han condenado a muchas comunidades al no desarrollo. Cuando a alguien que no tiene nada le damos algo sin enseñarle cómo se obtiene, esa persona nunca aprenderá cómo conseguirlo. Desgraciadamente, cuando nos vayamos y aquella persona se quede allí, y el recurso se acabe, esa persona será más pobre de lo que era antes de que un muzungu llegase (y perdón por hablar de pobres y no pobres, porque no me gusta ese término).
Hay muchas causas en el no desarrollo, hay muchas razones por las que África es hoy lo que es y seguirá siendo, para que nosotros podamos seguir siendo… Y a mí esto me entristece muchísimo. Trabajar en África como voluntario ha cambiado muchas partes de mí, ha roto con muchos estigmas o prejuicios que tenía sobre mí mismo y sobre lo que África y los africanos son. Me refiero a la creencia de que en África mucha gente necesita ayuda, a que puedes sentirte cómodo como en otro país del Sur, a que puedes conectar con las personas como siempre lo he hecho… África, o Uganda en este caso, sin ser tan generalistas, es un abanico enorme de situaciones, de realidades, de dificultades y de oportunidades enormes, donde hay mucha gente que no necesita de ti; es más, le estorbas. Si quieres de verdad introducirte en su cultura y vivir como ellos, lo vas a tener chungo, amigo, porque la gente que se encuentra cómoda en África es porque está pagando de 50 a 100 dólares la noche por estar en un resort para blancos. Conectar con las personas, siendo un muzungu, a veces es difícil…
Y con todo esto, no quiero desanimar a nadie a viajar o a trabajar como voluntario en ese maravilloso país donde la gente es feliz, donde la naturaleza brilla en cada rincón, donde los animales más increíbles viven en conexión con las personas y donde, a pesar de la cruda dificultad económica, la vida se hace día a día y se trabaja sin descanso por un futuro mejor. Lo que me gustaría resaltar es mi última reflexión: el trabajo está aquí, amigo futuro «voluntario». El trabajo está en el día a día de tu comunidad, en tu profesión cuando te cruzas con alguien del otro lado del estrecho, en la ayuda al inmigrante sin papeles, en la política de nuestro país, en nuestro consumo, en nuestras palabras cuando hablamos sobre África… No nos necesitan allí, nos necesitan aquí.
No hay conflictos de intereses en la redacción de este manuscrito.
- Ryszard Kapúscinski. Éba Libro; 1998. Disponible en: https://www.formarse.com.ar/libros/Libros-Viajeros/viajeslibros/Kapuscinski,%20Ryszard%20-%20Ebano.pdf