Editorial

Me gusta mi profesión, pero no mi trabajo

Terceño Raposo P

Presidente SAMFyC

Med fam Andal. 2022; 23 (2).

Así es como resumo la situación actual de la gran mayoría de mis compañeros médicos de familia. Me gustaría encontrar alguno que esté satisfecho con la situación laboral actual, y se encuentre realizado profesionalmente y reconocido en su entorno.

Desgraciadamente, el escenario actual para la medicina en general, y para la Atención Primaria en particular, es de los peores de últimamente. El médico de familia se enfrenta a diario a situaciones laborales difíciles de tolerar como algo cotidiano: compañeros de baja, de permiso, jubilados… y no sustituidos, con sus pacientes repartidos. Consultas con números duplicados, los famosos BISES, cosa que hace ya mucho que se supone que no existe. Turnos en la consulta de urgencias que parece que nunca se van a acabar desde el minuto que empiezan, con más pacientes de los que humanamente se pueden ver, con el consiguiente retraso, con el consecuente cabreo, y con las intolerables agresiones al personal sanitario. Las que vimos, y las que veremos.

Agresión es un insulto, una amenaza, el daño físico a los objetos y a las personas. No podemos acostumbrarnos a ello, ni tolerarlo, sino al contrario, denunciar sin descanso cada hecho. Todos y cada uno de nosotros desde nuestra consulta, pero las instituciones han de poner de su parte con campañas educativas, sí, pero también informativas de las consecuencias de cometer ese delito, y un cumplimiento completo de las condenas. Y medidas de seguridad en todos los centros.

Creerán que enfocar la mira en la sociedad parece echar balones fuera. No, los médicos de familia tenemos responsabilidades, y muchas, y creo estamos sacando la cara para cumplir con ellas. Pero queremos coherencia de la empresa para la que trabajamos, dándonos las condiciones necesarias para que cumplamos con nuestra misión. Y queremos coherencia del entorno en el que lo hacemos, con un uso razonable y respetuoso de los servicios sanitarios por parte de las personas, que han de asumir la responsabilidad sobre su propia salud, sin pretender que en la consulta con una varita mágica acabemos con todo mal. Ojalá: rápido, eficaz y barato, pero eso no existe.

Tengo mucha pena. Mucha. De tantos compañeros y amigos con una fuerte vocación, con conocimiento, con dedicación, con disciplina. Que adoran su profesión, pero odian su trabajo.

Nuestra misión como sociedad científica no es defender derechos ni condiciones laborales. Para eso están los sindicatos. Por eso no nos verán apoyando ni rechazando huelgas ni otras medidas de los mismos.

Pero claro que tenemos opinión, algo que decir, cuando las condiciones laborales influyen en la calidad asistencial y en la calidad de vida en el trabajo. Cuando no queda tiempo para formarte, para investigar, para valorar un caso en equipo, para trabajar con el resto de profesionales del centro, o con los del ámbito hospitalario. Cuando no puedes desarrollar los programas y actividades que distinguen al centro de salud de un ambulatorio al estilo años 70. Cuando no puedes ir a un congreso porque no te sustituyen, te deniegan una reducción, o un traslado, porque no hay quien haga tu trabajo.

Esa, hoy, es la realidad del médico de familia en Atención Primaria. Ver que no se valora la especialidad vía MIR sobre otras opciones, y que tu trabajo vale menos que en el ámbito hospitalario. Que los pacientes nos vapulean física, y psicológicamente. Que trabajamos en sobrecarga, y la goma ya no nos da más de sí.

Así que sí, lo tengo que decir bien alto. Los médicos de familia estamos trabajando mucho y bien para sacar adelante una Atención Primaria que hace aguas, y esto vale para cualquier punto del país en el que se encuentre el lector. No es un problema local, lo sabemos. Las responsabilidades van mucho más allá de nuestro ámbito, o no habríamos llegado al punto de deterioro de la asistencia sanitaria al que hemos llegado. Así que si, médicos de familia, saquen pecho y levanten la cabeza, orgullosos de su labor, porque también son otros los que tienen que poner su parte.

Ver y descargar en pdf