Editorial

Reaprendernos

Terceño Raposo P

Presidente SAMFyC

Aprender, desaprender, vocablos de nuevo cuño que usamos a veces a la ligera. Y no es por moda por lo que va en el título de éste mi primer editorial como Presidente de SAMFyC.

Llevamos más de dos años arrastrando la pandemia de Covid-19. Desde antes de la declaración del estado de pandemia, ya estábamos atendiendo casos en nuestros centros de salud y servicios de urgencias de todo el país. En condiciones variables y fluctuantes de incertidumbre, conocimiento, miedos, medios de protección personal y para el tratamiento de nuestros pacientes, que al final son la razón de ser de nuestra profesión. Hemos surfeado olas o capeando temporales, nos hemos vacunado y hemos vacunado repetidas veces, con la esperanza de que ello nos devolviera el estilo de vida conocido. Hemos enfermado y no todos nos hemos curado.

Pero no, no quiero volver a ese tema. Ya se ha escrito y se ha dicho mucho de SARS-coV-2 y de Covid-19. Sólo es un punto de partida.

Es sobre nosotros, sobre los médicos de familia, sobre lo que quiero reflexionar. Como colectivo profesional hemos recibido un vapuleo que nos ha agotado, que nos ha diezmado funcional y literalmente. Ha sido lo que le faltaba a una Atención Primaria ya de por sí debilitada por años de estragos economicistas, afectada por las muchas jubilaciones de compañeros ya desde antes del inicio de la pandemia, y las que están por venir; y a unos servicios de urgencias crónicamente saturados desde el punto de vista asistencial, y en los que trabajan un colectivo de médicos de diferentes especialidades además de la medicina de familia, e incluso dentro de la especialidad, con diferentes visiones sobre la polémica creación de la especialidad de Medicina de Urgencias, y aún, sobre la categoría de Médico de Urgencias en la que nuestra especialidad no vale más que otras con contenidos formativos sin ninguna relación con la asistencia urgente.

En este estado de cosas, la epidemia que estamos sufriendo, y contra la que sí podemos luchar, es la del desánimo, la del burnout, la del desapego a la especialidad, a los pacientes, y, cosa mala, a los compañeros. Cómo no sentir ninguna emoción por los compañeros que están codo a codo con uno, en ocasiones desde hace muchos años, que han luchado por sacar adelante los pacientes y la asistencia con pocos medios y mucha creatividad, que han sido de apoyo en éstas y en otras no tan malas. Que han sido un polo a tierra incluso, en ocasiones, en lo personal, transitando de compañero a amigo.

La situación no es ideal, ni siquiera buena. Para decir lo contrario, ya hemos tenido a otros por televisión. Estamos con las instituciones públicas para seguir mejorando las condiciones laborales, las retribuciones, en la medida en la que eso está en nuestra mano. Que somos una sociedad científica, no un sindicato, y nuestra misión es generar contenido científico, conocimiento, y difundirlo. En esa misión colaboramos con las instituciones, y esa cercanía en ocasiones nos permite extralimitarnos y abordar temas laborales.

También es nuestra misión como sociedad científica mantener unido el colectivo de los médicos de familia, dar apoyo. No podemos dar el entusiasmo que necesita cada uno para REAPRENDER a disfrutar del trabajo al que nos llevó nuestra vocación, pero sí ayudar a que cada uno lo saque de su interior.

Por eso también estamos aquí para colaborar, promover, facilitar si está en nuestra mano, vuestros proyectos profesionales, más nos gustan si son en equipo. Para ello tenemos diferentes grupos de trabajo para todos los intereses, y si no lo tenemos, lo creamos. Becas, premios, para diferentes formatos.

Ven, participa. REAPRENDE lo que eres, lo que somos, inventemos lo que queremos ser.

Bienvenido a tu casa.

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